En esta pequeña fábrica del Parque Natural de Frankenhöhe, la atención se centra en la "calidad en lugar de la cantidad". Todo se hace a mano, desde la cuidadosa selección de las materias primas hasta la delicada extracción del aceite y el embotellado. La variedad fresca de molino se elabora en pequeños lotes, producidos diariamente. Los valiosos aceites se prensan siempre en frío, sin desodorización ni tratamientos químicos, para preservar su auténtico sabor. Estos aceites comestibles autóctonos son muy apreciados en naturopatía. Sólo se utilizan materias primas estrictamente controladas. El nombre es sinónimo de calidad, reconocible por los auténticos sellos de cera de cada botella. La empresa familiar apuesta por una alimentación regional y sana, utilizando materias primas regionales de Alemania y Europa. El contacto estrecho y las asociaciones comerciales justas son la clave. Los aceites de colza vírgenes se caracterizan por su sabor suave a nuez y su color amarillo dorado.